Artículo publicado por la DINAMA | Dirección Nacional de Medio Ambiente
El aumento de la población mundial y de los estándares de calidad de vida ha
hecho que el consumo evolucionara a lo largo de la historia siempre con una
tendencia creciente presentando un patrón de crecimiento básicamente insostenible.
En los últimos cuarenta años, el nivel medio de consumo hogareño se incrementó
6 veces, teniendo una distribución sumamente desigual asociada en buena parte a
la distribución de la riqueza.
De acuerdo a The Worldwatch Institute, los datos para el año 2004 indicaban que
el 12 por ciento del mundo que reside en América del Norte y Europa Occidental
representaba el 60 por ciento del gasto en consumo privado global, mientras que
el tercio que reside en el sur de Asia y África subsahariana representaba solamente
el 3,2 por ciento.
Sin embargo, no es necesario referirnos a lo internacional para concienciar este
fenómeno. Todos en mayor o menor medida hemos ido cambiando nuestros
patrones de consumo y a veces no somos conscientes a nivel individual de los
cambios que se van desarrollando en el esquema producto-consumo y
en la evolución de los estándares de calidad de vida.
Si tomamos como ejemplo los equipos electro-electrónicos, el aumento de la
productividad, el desarrollo tecnológico entre otras cosas, nos han permitido
ampliar el acceso a muchos de estos productos. Pero por ejemplo la oferta de
nuevas tecnologías ha generado de por sí una disminución de la vida útil,
conduciendo así a un consumo desmedido de recursos y a la generación de
mayores volúmenes de residuos de aparatos electro-electrónicos.
Promover y adoptar patrones sostenibles es un tema mundial y en un contexto
de cambio climático es evidente la urgencia de realizar modificaciones.
Es necesario que tomemos conciencia y actuemos para mejorar la calidad de vida
de nuestro país introduciendo a tiempo las estrategias para que esa mejor calidad
de vida sea adquirida de manera sostenible.
Definición: “Es la producción y uso de bienes y servicios que responden a las
necesidades básicas y mejoran la calidad de vida, minimizando el uso de
recursos naturales, materiales tóxicos, así como la generación de residuos y
contaminantes durante todo el ciclo de vida, sin menoscabar las posibilidad
de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades”.
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